Vistas de página en total

9.2.14

A.

Olvidar, la palabra del día (y de la vida entera).
¿Qué será lo que nos atemoriza más de olvidar a alguien, olvidar situaciones, lugares, canciones, aromas?
Dedicas parte de tu día, dedicaste (mejor dicho) a hacer feliz a alguien, o a ti mismo.
Estuviste minutos pensando en alguien, conociste lugares y rostros. Te conociste, conociste otras facetas tuyas y desplazaste límites de lo que jamás llegaste a pensar que podrías hacer.
Te quisiste, te idolatraste, te odiaste y renunciaste a ser ti mismo, cuántas veces.

Eso debe ser lo que nos da más pena y miedo de olvidar a alguien. Que cuando lo logras y ya no quedan más que ecos en segundo plano de lo que viviste con esa persona, recuerdas (en algún momento) que te olvidaste a ti mismo cuando estabas con ella.

Olvidaste qué sonrisa utilizaste en el momento más inoportuno, qué vergüenzas pasaste y reíste por lo mismo.  Qué enseñanzas te dejó esa otra cara y qué palabras utilizaste para consolarlo.
Olvidaste cómo combinaste la mini falda, cómo preparar ese té que tanto les te gustaba.
Y qué decir cuando tienes minutos antes de que se vaya borrando todo de a poco, y qué callar cuando te miraba desnudando tu alma.
Cómo tocarlo para no dejar un centímetro fuera de la memoria de tus pulgares, cómo dejarte recorrer entera.

Cómo nos erizamos segundos después de la cúspide del placer, cómo lloramos al despedirnos.


No quiero renunciar a tu recuerdo, a mi recuerdo. Al mío junto a tí.

fisgonéando desde

free counters

Vuelva pronto!