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2.1.13

billete de avión.

Qué brígido se siente el adiós, tan cerca, al acecho.

La felicidad viene pronto, los sueños por cumplir...
¿Pero así se siente cuando estamos a punto  de cumplirlos ?
Cómo si estuviese al borde de un abismo, sin saber what it's next.

Puede ser un ángel a punto de echar el vuelo.. así de glorioso, libre y liviano. Para volar al fin.
O puede ser un suelo frío y duro, esperando a ver quién llega primero a dar duro contra él.

Es el fin, y en ese fin, hay un comienzo... más misterioso y nublado que nunca. El final de una etapa vivida y el adiós nuevamente de la ciudad... del país.
Y al final nos damos cuenta de que no es el resultado lo que te hace sentir satisfecho con tus propias decisiones... es cuánto eres capaz de sacrificar por ello. Eso le da el peso a los caminos elegidos.

Supongo que el miedo es natural, por la cantidad de cosas que estoy sacrificando... dejando aquí. Y que tanto llamaré con sus lugares vaciós aquí, luego de irme, que incluso, faltando un mes, ya hecho terriblemente de menos.

Es un dolor dulce. Dulce dolor. Pero cargados de alegrías y esperanzas.
Ya no espero que mi vida sea una película... y el no saber los finales, es el miedo más atroz en éste momento.

Y a mis 21 años... llené mi pecho de momentos. Y, con lágrimas de nostalgia, me digo que ya es hora de dejarlos ir.

Si hice lo correcto, los llevaré siempre conmigo. Y si no, espero me reciban de vuelta, con todo el amor que me hará falta para volver a empezar.


Por ahora tengo 30 días, tres bolsos, un pasaje y, sigo necesitando más momentos (contigo).

fisgonéando desde

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