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27.12.12

De decisiones y el libre albedrío

Éste último tiempo siento que mi cabeza explotará de tantas variables de posibilidades que hay.
El futuro cambia constantemente, de acuerdo al sentido que le doy a mi mañana... cada vez que cambiamos de opinión, se crea un nuevo universo dónde cosas maravillosas y daños colaterales conviven (imaginariamente).

Desde que dije: "Me voy", las cosas han sucedido en fast forward (sin exagerar). Viajes al extranjero, ver caras amigas que no veía hace un año o más, historias de confianza, desconfianza y decepción también, y por supuesto, un montón de ilusión depositada.
Y todo ha fluido con un ritmo asombroso. Nada interrumpe el flujo de sucesos improvisados.

Dudé, sólo por un segundo, el quedarme a ver qué sucedía con la persona que me está depositando constante y creciente felicidad de modos complejos y divertidos.
Pero llega la noche, y no miento, cada noche sueño con él. Y me habla, me transporta a su lado.

¿Serán ganas de quedarme? ¿Será solo una natural nostalgia de dejar algo atrás?
Cuando se es joven, como nosotros dos, la ilusión, los sueños, el cariño, la intimidad, y otras cursilerías, se confunden con el amor de pareja.
Pero el amor sólo es efectivo si se cultiva día a día.

¿Será miedo a tomar decisiones? Creer que las decisiones son permanentes, para siempre. Equivocadamente, a veces, uno quiere tomar la mejor decisión... la que asegure un resultado perfecto (como si pudiésemos leer el futuro)... El miedo a equivocarse.

¿Poner en una balanza?


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