Hacen épocas que no escribo, y se siente como cuchillos en los dedos.
Tanta ansia hace que las palabras se atoren peleando por salir...
Mas, vivir sin el ocaso es como estar sin pensar.
Pensar en nuestros dedos enredados, mirando el paisaje que cambia veloz por la ventana. Es difuso aún... sabes? Como aquellos días de perdernos en el auto. Así cambian las imágenes, pero no por eso la consciencia y el palpitar.
Una vez, hace un año, despertamos en medio de un sueño demasiado unilateral, persistente y sólido. Creo que pensamos ser un oasis en medio de la materialidad... casi ni lo sentimos con las yemas, pero ambos siendo jóvenes y con medio brazo al aire, quisimos estirarnos, divertidos. Es nuestro horizonte vertical, lo que sazona la rutina del deber y el querer. Rompe el deseo. Pensé que lo entendía, que podía discernirlo, pero me equivocaba, no realmente... sólo veía la calidad borrosa y difusa. Pero sólo eramos partes sangrando en medio del desastre alocado del mundo.
Y de repente, sin notarlo, se aclaró; tocamos aquí, ahora, juntos. "Ahora" son kilómetros y despertares semi amargos, a veces. Al borde de renunciar saboreando el sinsabor, al borde de sentarnos a ver como se va lejos eso que es tan nuestro. Sin osar a renunciar.
No importa, será lo que endulce esa constante insatisfacción que tenemos, y que sabemos, nadie copará. Sin pintura, hasta que sea un desgastado paisaje. Cuando ese reloj llegue a perder la cuerda, así como dejemos la cordura en medio de las mitades divididas, tendremos que revertir a núcleos impertinentes, esos que nos dejan sin decisiones y acabalan la esperanza.
Y como somos gente valiente, temeremos a lo que haya después... te espero, paciencia.
Like crazy.