Hoy en día como que está de moda hablar de la felicidad y el carpe diem. He caído en ese cliché.
Disfrutar-nos cada momento y rebozar de aire fresco para no dejar inquietudes, expectativas, des-ilusiones y perezas.
Pero luego de los caminos, a la larga, hay un tiempo
en que sin sentir realmente... cuando dejas la cabeza llena de mandamientos de un no-sentir para no estar vulnerable. La guata llena de no-dejarte-llevar, de no-proyecciones y de no-despegar; me doy cuenta de que la mitad de las cosas no las siento.
De tanto repetir "no entregarte" y desconfiar, lo logré.
Y pensé que así sería feliz. Pero no !
Así estoy segura y a salvo, cómoda y conforme. Tengo mis aventuras, pero siempre en mis manos.
Extraño sentir vértigo, sentir miedo y pena, y rabia y amor.
Y me doy cuenta porque hasta hace poco me daba verguenza reconocerlo. Enfrentar que quiero sentir mil sensaciones.
Los esquivo tanto.
Mi recogimiento es tranquilidad y estabilidad, y la paso bien. Pero así no venimos a la vida, venimos a decepcionarnos y volver a temblar de emoción.
Temblar con una caricia full contact piel a piel, o con un rechazo care'raja, o una verdad incómoda.
Venimos a vivir, pero vivir en serio.