(Para volar aún más entre letras, click arriba).
-Estoy filmando- me dijo. Con tanto desdén en sus ojos.
Qué estará filmando? No lo veo con cámaras, un guión de auxilio, personas corriendo a su alrededor ayudando a cumplir su proyecto (bueno, a veces están fuera de la vista), o personajes interpretando su historia.
Lo miré con distancia, tratando de dibujar frialdad mis ojos.
No escucho la banda sonora, no veo la iluminación, ni los pantones de colores. No lo escucho en sus monólogos de director… lo veo en soledad, lo siento vacío, a ratos me pregunto si está vivo aún y trato de notar pausadamente su respiración.
Pero, luego de unos minutos lo encontré.
Sus canciones favoritas retumban suaves ecos en su cabeza, con letras que poseen más de un significado para él, y que nadie más comprendería a fondo. El sol o la luna dibuja figuras en su entorno y hay noches que en su torso descubierto.
Los actores están cumpliendo sus roles al antojo del destino, tal como lo estoy haciendo yo en éste mismo instante, significando un rol secundario al tratar de descifrarlo. Al mismo tiempo, soy su espectadora la mayoría de las veces, acallando mis dudas acerca de sus curtidas huellas, que han dejado ninfas pasadas.
El guión es lo que más desearía tener sus manos para adivinar que escena continúa, y si es que aclamará pronto el clímax de su vida. Sin embargo, no logra percibir las salidas y entradas de personajes, lamentablemente.
En la vida, qué otra cámara se necesita más que una primera persona. Sus propios ojos como ventana de la realidad que se pinta.
Cabe notar que los colores variarán de acuerdo al día, las decepciones grises o los pequeños reflejos de frenesí de sensaciones (recordando que aun respira). Desde el negro que se despeja de sus ojos el día de su nacimiento, hasta la suave y cálida luz blanca hacia la que se dirigirá algún día, marcando el incierto "The End".
Hace algún tiempo atrás, quizá en la adolescencia, se debe haber percatado su propia presencia en la trama, su protagonismo y determinación hacia giros inesperados por los que lo apreciamos desde afuera.
Vaivén entre drama tragedias, romances, terror y comedia.
Los créditos se determinarán en su corazón. Y mientras más deje ceder al destino, y se atreva a ser el auto-héroe de su existencia; se acercará más al final feliz, sin importar si hay o no un millonario lote o una muchacha esperando a por el.
Posee el tiempo en sus manos, y ya lo notó. Yo también.
Cada día, está filmando la película de su vida.
Basado en el soundtrack completo de la película de Jean-Pierre Jeunet, "Le fabuleux destin d'Amélie Poulain".