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26.8.10

el otro día estaba paseando por la típica calle de providencia, miraba las hojitas secas (siempre tan tentada de pisarlas y autocomplacerme con su crujido) y escuché a lo lejos un familiar y antañoso (existe esa palabra?) sonido, más bien música.
era un organillero. Sí, con su lorito verde y remolinos de colores por doquier.
Recuerdo que siempre te pedía un remolino cuando escuchaba una organilla lejana. Es que me encantan sus colores, y que al sentir el viento simplemente se deja llevar.


Haydee Senra.

fisgonéando desde

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