ya dejé de pensar en cómo hacer que te quedaras. Inventar modos, chistes fomes, adorabilidades, y, finalmente, estupideces.
Ni si quiera espero que vuelva el tiempo, porque sé que vienen mejores desde ya.
pero el día está frío y quiero echarme con sensaciones familiares a matarlo. O sabotear otro momento más.
Puedo hacerlo solita e inventar ratitos buenos, pero no me apetece.
Mardito frío, hoy te odio.