"Al tomar la chamarra, cerré los ojos y la olí. Todavía olía a invierno alemán, a mis días con él. Millones de recuerdos y dolores se agolparon en mi cabeza y las lágrimas empezaron a brotar. Como niña chiquita me escondí debajo de la pesada y larga chamarra con la nota echa nudo en mi mano y lloré sofocada en la oscuridad de mi cueva de plumas. Lloré por cada abrazo que ya no tendremos y cada mañana que no despertaremos juntos, por cada risa estúpida que ya no compartiremos, por cada nota que ya no le escribiré y cada nota suya que ya no leeré.
Tus recados, son los recados de mi vida."
Extracto de : http://www.recolectivo.com/