Qué oportuna e inoportuna canción. Me hecha más sal a la herida.
Está bien, no, no estoy bien. Porque ahora la regodiona vida quiso que caudales de problemas vinieran a mi vida la semana pasada, y lo peor es que están aquí, en mi gargante.
No sabes cómo te necesito, pero no puedo tenerte, y tú lo sabes.
Perdón, pero necesito gritarlo pero no puedo más que reprimir silenciosamente mis alaridos.
Quizá por eso duele tanto, duele cada segundo que pasa sin saber de tí, sin poder verte.
Ya muchas cosas se me han restringido, lo que me nos deseaba es que fueras una de ellas.
Pero tú estás bien, tienes tu sostén... yo por mientras me acostumbraré a la situación.
Pero sí, con lágrimas en mis ojos. Y no me pidas que sea de otra forma.
Porque no puedo... porque duele tanto. Me pesa el corazón.
Y al leer esas palabras, esas que siempre usas, escarbas en la herida.
Y no te das cuenta, y jamás lo notarás. Cuán dolor puedes causar.
Te adoro, eres mi hermano, siempre lo serás. Pero no puedo así. Porque al pensarte la garganta se me amarra.
Porque al leerte, la visión se atiborra.
Porque al recordar... pesan... y era lo que menos quería....
Porque en ésta tan concurrida, pero solitaria casa, las cosas están "patas arriba". Porque así no se puede una vez más. Porque cuesta formular una verosímil sonrisa cada mañana, después de tantos años.
Porque mi alma está chata. Y cada vez encuentro menos razones para despertar.
Quiero salir corriendo. Y aunque no saldré, me voy.
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