Hoy salía de la melódica sala de música...Las notas que exhalaba la viola de mi sucesor resonaban ya por los rincones del salón... Mi clase ya había acabado, lo que significa que es una tarde libre de miércoles...
Pero al ir saliendo, cruzando el pintoresco parque perteneciente a mi colegio, algo me llegó a la cara...
Sentía como un curioso rayo de sol acariciaba y entibiaba mi rostro... Y al voltearme a mirarlo, un hermoso atardecer serenense me iluminó la mirada...
Tan hermoso...
Pero de un momento a otro, comencé a sentir un gusto a melancolía....
-"Éste es el lugar donde he pasado la mayor parte de mi vida..."
Casi todo mi día lo expongo ahí junto con mis amigos más cercanos, mis hermanos...Y me embriagó una pena terrible al pensar que mis días están contados en éste lugar...
Éste hermoso parque, ésta hermosa vista, un océano profundo a lo lejos, a través de los techos de San Joaquín..Y más cerca... Los árboles llenos de vida que adornan el parque... Al girar un poco más la cabeza...Los hermosos duraznos en flor que acababan de florecer me saludaban...y a su al rededor de una alfombra de pétalos regados por el césped...
Todo el día me había abrumado el añorar a mi madre, a mi padre y a mi hermana... a cientos de kilómetros...
Sin embargo lo que en ese preciso instante, lo que me quebró el corazón fue la hermosa vista de un lugar que abandonaré dentro de tres meses...
Siento que aún las personas le ponen el mismo tono melodramático que le daba el gusto a las novelas de Shakespeare...
Los años avanzan... ¿Pero la esperanza sigue siendo igual de vana?
Creo que he conocido bastante gente como para saber que algunas se han cuestionado más de la mitad de su vida si hacen o no las cosas (me incluyo en aquello), o se pasan sintiendo mal por sus desiciones, o se arrepienten... y unas pocas son finalmente felices con el camino que toman... sin importar si fue bueno o malo...si tuvo conscecuencias o beneficios...o si alguien murió en el intento.
Pero al fin y al cabo... Se les va la vida y ni se dan cuénta cuándo ya no hay nada qué hacer...
Hubo un tiempo que me pasé diciendole (más bien gritándole) al mundo que era feliz, que no importaba nada más...Y luego...Después de la impetuosa cúspide de la felicidad... caí a la sumisión de la soledad (jajajajaja) naaa...
Sólo me sentía extraña...
La emocionante felicidad que me embriagaba se volvía un mar de dudas antiguamente repeladas... que volvían a mi mente...
El tiempo se me escapa de las manos (hasta, a veces siento que corre de mí) y pasa sin que me dé si quiera cuenta.
¿Y qué pasó con las pequeñas alegrías? ¿Qué pasa con esos juegos de infancia tan reconfortantes?
DIOS !
En Septiembre cumpliré 18 años... La mayoría de edad... Seré grande...No más niña...
¿Y si no quiero eso?
Llámenlo Tiempofóbica o Síndrome de Peter Pan... seguro le encuentran muchos más apelativos...pero en el fondo es el mismo sentimiento...
La sensación de que la vida se me va sin haberla disfrutado...sin haber tentado la cornisa del peligro...sin aventuras que trasmitir... o anécdotas que heredar...
Y ¿Vivir no es suficiente aventura?
¡¡Pues claro que lo es!!
Entonces, ¿Por qué éste vacío?
Recordatorio por hoy: Vive Vive Vive.
